jueves, 14 de agosto de 2025

Faltan contenedores y nuevos puntos para recoger a su debido tiempo la cantidad de basura que se genera en Zahora cada día.

 La población de Zahora en verano puede llegar a multiplicarse por 15 o por 20 y no hay infraestructuras ni servicios públicos suficientes para atender debidamente a tanta gente. 

Faltan contenedores y nuevos puntos para recoger a su debido tiempo toda la cantidad de basura que se genera en Zahora cada día.

El punto de recogida de Mangueta ayer mismo por la mañana

Desde hace bastantes años, en cada reunión de Comisión de Seguimiento que la asociación de vecinos mantiene periódicamente con el Ayuntamiento, en la que suele participar el Alcalde y varios concejales, además del problema de la falta de ordenanzas de regularización, se tratan los problemas de falta de servicios y de tráfico y, entre ellos, siempre se trata el problema de las basuras.

Tenemos pruebas de ello porque todo queda recogido en el acta de la reunión que se suele aprobar en la reunión siguiente.

No dudamos de su interés y de buena intención, pero¿cuántas veces les hemos recordado, o bien por escritos oficiales o bien por llamadas o por whatsapp, a los concejales responsables de limpieza, al de pedanías, al de vías y obras o al de seguridad ciudadana las promesas y compromisos acordados en dichas reuniones? Son muchas, muchas, veces pero nuestras peticiones parece que chocan contra un muro. 

En estos días, una vez más nos hemos dirigido a los concejales de limpieza y de Pedanías pidiendo soluciones porque el servicio de recogida es insuficiente y porque faltan contenedores.

El único contenedor de orgánico roto en el punto de Las Flores

El camión de recogida suele pasar todas las mañanas para vaciar los contenedores pero al cabo de varias horas, si no al medio día a media tarde, ya pueden estar llenos los contenedores, con el perjuicio que la mala imagen o los malos olores crean para todas las personas. 

Inservible, los trabajadores del camión lo colocan boca abajo, así lleva varios 
a pesar de comunicarselo al concejal aun no se ha repuesto.

Recientemente le hemos enviado fotos del punto de Mangueta, igual está también siempre el de La Aceitera y ocurre tres cuartos de los mismo con los dos del Carril de Las Flores donde, por decisión de quien fuera aquí hay dos puntos de contenedores.

En el punto de siempre del Camino de Las Flores, el más antiguo de Zahora junto con el de Mangueta, antes había más contenedores y le hemos informamos a estos concejales que hace dos o tres días los trabajadores del camión colocaron boca abajo el único contenedor verde de orgánico, el último de todos los que había en este punto que, junto con Mangueta y la Aceitera, son los puntos de recogida más importante de Zahora.

La falta de contenedores es más que evidente y las quejas de los residentes y de los visitantes son constantes.

Ya lo hemos hablado con el concejal en varias ocasiones de que en este punto hace sólo tres años había hasta seis contenedores de orgánico, aparte de dos o tres amarillos de plásticos y el mismo que hay de vidrios, Sin embargo, a día de hoy, ya a mitad del verano, no hay ningún contenedor de orgánico, sólo hay tres de los amarillos de plásticos que evidentemente aquí sirven para todo. Eso sí, el contenedor de vidrios se vacía regularmente, digamos que la recogida de vidrios es la que mejor funciona, pero aún seguimos esperando la cartonera prometida por el concejal al igual que varios contenedores de orgánico.

La verdad es que no sabemos como calificar ésta dejadez o ineficacia por parte del Ayuntamiento, sobre todo teniendo en cuenta que se pagan las tasas municipales. 

En verano la población de Zahora se puede multiplicar por 15 o por 20 y, a la vista está que no hay ni servicios ni infraestructuras públicas suficiente para tanta gente, aparte de que los viales y los accesos necesitan un arreglo integral, no hay ni puntos de recogida ni contenedores suficientes para la cantidad de basura que se genera en Zahora cada día.

Una vez más le solicitamos al Ayuntamiento de Barbate que por favor, ponga los contenedores que hacen falta, que esta situación es una vergüenza.

Un cordial saludo.

domingo, 10 de agosto de 2025

II Concentración de la Plataforma Ciudadana “Salvemos Trafalgar contra los macro proyectos urbanísticos que planea el Ayuntamiento de Barbate.

 

II Concentración de la Plataforma Ciudadana “Salvemos Trafalgar contra los macro proyectos urbanísticos que planea el Ayuntamiento de Barbate.

 


Ayer, sábado 9 de agosto tuvo lugar una concentración en la carretera del Faro de Trafalgar que se ha continuado con la que ya tuvo lugar en el Paseo Marítimo de Barbate el mes pasado.


La plataforma ciudadana Salvemos Trafalgar quiere agradecer la numerosa participación de miembros de los diferentes colectivos que la integran y que colaboraron en la organización y durante el evento, de las vecinas y vecinos de Zahora, Los Caños y Barbate que participaron en el mismo, así como de los numerosos turistas y usuarios de la playa que colaboraron dejando sus firmas.

Se cogieron alrededor de 500 firmas que unidas a las recogidas anteriormente online y presencialmente suman ya casi cinco mil firmas. También se repartieron pegatinas y octavillas informando sobre estos planes urbanísticos que el ayuntamiento y el Alcalde Miguel Molina persiguen con tanto empecinamiento.

Al fondo "La Breña", debajo y junto se quiere construir la mcro urbanización Tafalgar- San Ambrosio

Varios miembros de los colectivos que integran la plataforma leyeron un manifiesto, explicando las razones de este rechazo a las macro urbanizaciones de lujo que el Ayuntamiento pretende construir en suelos rústicos de alto valor ecológico y paisajístico que además son precisamente el mayor atractivo turístico del Municipio, como son el Proyecto Trafalgar San Ambrosio en los llanos de la Fuente del Madroño, en Zahora, el Sierrezuela Playa en Zahara de los Atunes y el Següesal Golf Resort, este, con una extensión de 300 hectáreas al norte del Parque Natural de La Breña y que sería el mayor complejo turístico de Andalucía con la construcción de hoteles de gran capacidad, más de mil villas exclusivas de lujo con campo de golf, con centros comerciales, proyectos que no responden a las necesidades reales de la población local y que amenazan la sostenibilidad del territorio.


 

El colectivo dice no a estos macro proyectos urbanísticos especulativos también porque mientras, los habitantes de las pedanías y diseminados continúan en una interminable situación de abandono, sin regularizar, sin abastecimiento de agua ni saneamiento, con unos servicios públicos muy precarios, sin atención sanitaria cercana y sin transporte urbano municipal

La plataforma insiste en que otro modelo de desarrollo es posible, que se desarrollen las zonas hoteleras previstas en el mismo núcleo de Barbate, que se apruebe un nuevo plan de urbanismo, un modelo que cuente con la participación de los ciudadanos, que respete y preserve la singularidad natural de la zona, que preserve el territorio. 

Hay que seguir demostrando que esta iniciativa tiene un amplio respaldo de colectivos y ciudadanos y dejar claro, sobre todo al Sr. Alcalde, que Barbate somos todos, colectivos, vecinos y negocios y los miles de visitantes que vienen porque aman esta tierra, los que actualmente son la fuente de ingresos del municipio y que los vecinos de las pedanías no somos gente de fuera –que lamentable expresión-somos barbateños porque la mayoría estamos empadronados y pagamos nuestras tasas municipales en Barbate. 

jueves, 7 de agosto de 2025

Barbate: El precio del silencio será nuestra ruina

 

Barbate: El precio del silencio será nuestra ruina

Publicación de Thyno y Punto 5 agosto 2025

 

Ante todo. con el permiso y el respeto a la Plataforma ‘Salvemos Trafalgar’, a Antonio Aragón por su amor por Barbate y compromiso ecológico, y a las diferentes Asociaciones de Vecinos y Vecinas de las diferentes pedanías. También a todos los implicados que luchan por lo que ellos defienden: un urbanismo sensato, acorde a los tiempos que corren y respetuoso con el Medio Ambiente. Aquí mi humilde colaboración: 

 

Zona que ocuparía el Següesal Golf Resort colindando con el Parque Natural de la Breña

En Barbate no faltan el sol, ni la historia, ni la belleza. Lo que falta es una visión clara, sostenible y centrada en las personas. 

Mientras las instituciones locales y autonómicas se debaten entre el abandono de lo público y la entrega del suelo a megaproyectos turísticos con inversores externos, la ciudadanía organizada alza la voz: otro modelo es posible.  

La plataforma ciudadana Salvemos Trafalgar propone recuperar lo esencial: cuidar lo que ya existe, garantizar agua y servicios básicos, frenar la ocupación salvaje del territorio y apostar por un turismo contenido, regenerativo y digno. Con esta columna hemos querido repasar los principales focos de conflicto y alternativas reales para un urbanismo con futuro. 

 1. Abrir la ribera al río, no esconderla: Barbate frente al Barbate. 

Pocos pueblos pueden presumir de tener un río con nombre propio, que desemboca a los pies de su casco urbano tras recorrer sierras, vegas y marismas. Y, sin embargo, Barbate sigue dándole la espalda a su alma líquida, a esa franja donde el agua dulce y el salitre escriben juntos una historia que no terminamos de leer.  

Desde el año 2018 se viene prometiendo una supuesta “integración puerto-ciudad” que nunca llegó. Pero lo cierto es que el río, con todo su valor paisajístico y simbólico, ni siquiera toca el actual puerto deportivo. Lo que bordea es La Chanca Vieja, la antigua zona industrial y almadrabera, hoy atrapada entre el abandono y las ruinas, aunque al edificio en sí se le dé uso. El propio Plan de Usos del Puerto de Barbate, aprobado por la Agencia Pública de Puertos de Andalucía en septiembre de 2022, contemplaba usos mixtos compatibles con el desarrollo económico y la preservación ambiental (Resolución oficial, APPA, 30 de septiembre de 2022)Pero ese plan no alcanza la ribera del río, que sigue siendo tierra de nadie: ni una obra, ni una planificación urbana seria, ni un gesto que reconozca su valor. 

 

Barbate no necesita solo integrar su puerto. Necesita reconciliarse con su río, abrirse a él, convertir esa frontera invisible en un eje central de vida, historia y futuro. 

¿Cuál sería una propuesta firme, viable y con sentido común? Un corredor ribereño que no sea una autopista de hormigón, sino un eje de vida: hoteles con encanto que no arrasen el terreno, sino que se integren con él, espacios de restauración sostenible con productos de kilómetro cero (como ya se hace en Zahora o en El Palmar), miradores al río, senderos que unan el núcleo urbano con las marismas… Un frente fluvial para pasear, para respirar, para reencontrarse. 

No se trata de copiar Marbella, sino de hacer Barbate más Barbate. De reactivar lo nuestro sin desnaturalizarlo, de sacar a la luz lo que ya existe en vez de inventar macro proyectos que nada tienen que ver con nuestra escala ni nuestro espíritu.

Porque Barbate no está muerto. Lo que pasa es que lo están sepultando entre papeles, abandono institucional y promesas que se lleva el levante.  

Y porque el río, que sigue ahí bajando desde el corazón de la provincia, merece que lo miremos de frente y no de reojo.

 

 2. La explanada frente al puerto pesquero: abandono e infrautilización. 

Una de las mayores contradicciones de Barbate se levanta (o más bien se extiende) justo al otro lado de su alma económica: el puerto pesquero. Frente al corazón de la almadraba moderna, se abre una llanura vasta, árida y olvidada que no es ni plaza ni parque ni espacio cultural. Es simplemente esouna explanada sin alma, útil solo para tres o cuatro eventos al año y el resto del tiempo reducida a tierra de nadie, basurero a cielo abierto y símbolo del desinterés institucional.  

Cualquier visitante que se asome allí verá el mismo decorado: cables sueltos, restos de basura, perros callejeros y un mar al fondo que parece más lejano de lo que está. Y lo más sangrante es que esa zona está reconocida como suelo urbanizable en el vigente Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Pero nadie, ni en el ayuntamiento ni en la Junta, se ha atrevido a plantear un modelo coherente para regenerarla, tal y como confirma la prensa local y testimonios recogidos por la propia (enbarbate.com, 2025).  

El suelo está ahí. El espacio está ahí. La necesidad de dignidad urbana también está ahí. Lo que falta es voluntad y modelo. 

Propuesta sensata y de raíz local: Lo que esa explanada necesita no es un centro comercial ni una torre de apartamentos. Lo que necesita es vida cotidiana y paisaje humano. Un uso urbano mixto, contenido y con sentido: una plaza pública donde puedan respirar niños, mayores y paseantes. Pequeños cafés, terrazas con vistas al puerto que den empleo a la gente del pueblo. Viviendas turísticas limitadas y reguladas, que ayuden a desestacionalizar el turismo sin desplazar a los vecinos. 

Todo eso sin levantar más de dos alturas, sin tapar el horizonte, sin repetir los errores de Zahara o Chiclana. Un urbanismo que recupere el terreno, no que lo expulse. Un modelo que no atraiga solo al turista, sino que devuelva el espacio al barbateño/a de a pie. Porque la verdadera riqueza de Barbate no está en lo que se construya, sino en cómo se construya y para quién. 

Porque hasta el suelo más árido puede dar fruto si se le echa raíz y no cemento. 

3.Explanadas del puerto deportivo y del Real de la Almadraba: hotelería viable, con sentido y legalidad. 

En un pueblo donde el suelo escasea por la protección natural que lo rodea, cada metro cuadrado infrautilizado es una oportunidad desperdiciada. Y si hay dos zonas que encarnan ese desperdicio con claridad, son las amplias explanadas del puerto deportivo y la del Real de la Almadraba. Actualmente se presentan como espacios deslavazados, sin conexión urbana y con un potencial turístico y patrimonial inexplicablemente ignorado.  

Pero lejos de lo que pueda parecer, el marco legal sí permite actuar en ellas, y no con pelotazos urbanísticos ni con resorts de mil habitaciones, sino con proyectos de hotelería de bajo impacto, integrados en la lógica portuaria y en el paisaje humano de Barbate.  

La clave está en el Plan de Usos del Puerto, cuya base legal reside en la Ley 21/2007 de Régimen Jurídico y Económico de los Puertos de Andalucía. Concretamente, su artículo 9 abre la puerta a "usos compatibles o complementarios" con la actividad portuaria, como los vinculados al ocio, al deporte náutico o al turismo sostenible, siempre que no interfieran con las operaciones esenciales del puerto (Ley 21/2007, art. 9, Boletín Oficial de la Junta de Andalucía). 

 Y no hablamos solo de papel mojado. En 2023, el puerto deportivo de Barbate ya dio señales de vida en esa dirección al instalar una nueva rampa para vela ligera, diseñada para potenciar la actividad náutica sin alterar el entorno (Medio Lindley, Proyecto de Rampa Puerto Deportivo Barbate, 2023; lindley.pt).  

Es una muestra clara de que la Junta de Andalucía y la Agencia Pública de Puertos no se oponen a estos desarrollos, siempre que estén bien planteados. 

¿Qué podría proponerse, entonces? 

Nada de macrocomplejos. Nada de duplicar el error de urbanizaciones fantasmas o hoteles de hormigón. Lo que planteamos es la instalación planificada de hoteles boutique, alojamientos singulares o espacios de descanso integrados en la identidad marinera de Barbate.

Un hotel de arquitectura tradicional con materiales locales. Un alojamiento sostenible vinculado a experiencias marinas. Un centro de interpretación de la almadraba con hospedaje rural. Todo esto es viable, legal y compatible con los objetivos del puerto, siempre que se sigan los criterios ambientales, urbanísticos y de ordenación del litoral.

Porque la legalidad no es excusa para la inacción. Y la sostenibilidad no es el freno, sino la dirección a tomar.  

4. Las pedanías olvidadas: Caños, Zahora, San Ambrosio… donde solo llega el polvo y el abandono.  

Caños de Meca, Zahora y San Ambrosio no son solo nombres de postal. Son realidades habitadas. Son barrios vivos que cada verano multiplican su población y su aportación económica al municipio, mientras el Ayuntamiento de Barbate sigue tratándolos como si fueran un anexo menor, una nota a pie de página. 

Calles sin asfaltar, caminos polvorientos o encharcados según la estación, ausencia total de alcantarillado, recogida de basuras intermitente y ni un solo centro de atención médica. Y cuando llegan los incendios o las urgencias, ni bomberos ni policía suficientes para garantizar seguridad. Todo esto no es una exageración ni una invención del momento: lo vienen denunciando año tras año las propias asociaciones vecinales de Zahora y San Ambrosio (Asociación de Vecinos Costa de la Luz de Zahora, Comunicado, mayo 2025; vecinosdezahora.blogspot.com).  

En Zahora, se estima que en temporada alta se concentran más de 15.000 personas entre residentes, visitantes y turistas, aunque no existen datos oficiales porque ni siquiera hay un sistema municipal de medición de ocupación turística actualizado. El resultado: una presión humana brutal sobre un sistema de servicios que sencillamente no existe 

En Caños de Meca, la situación no es mejor. Mientras los negocios familiares sobreviven a base de autogestión, el entorno natural que los rodea (y que atrae a miles de turistas) se degrada sin control ni mantenimiento. No hay papeleras suficientes, no hay barrido diario, no hay controles de vertidos ilegales. Lo único que hay es una inercia institucional que los condena a depender del ingenio vecinal. 

San Ambrosio, por su parte, queda ya fuera incluso del imaginario turístico, pese a su valor ecológico y etnográfico: un valle entre montes históricos y huertas vivas, con acceso al Parque Natural de la Breña, y ni una inversión pública en décadas. Las carreteras de acceso son estrechas y peligrosas. No hay servicios básicos ni redes de abastecimiento estables. Y, sin embargo, el turismo rural crece a base de esfuerzo privado

Cómo resumen, los barrios costeros e interiores que generan riqueza no reciben ni una fracción de lo que aportan. ¿A dónde va ese dinero? ¿A qué manos sirve esta desinversión planificada?

¿Qué podría proponerse, entonces? Un plan de acción inmediato, escalonado y realista. 

Lo que se propone no es un megaproyecto ni una utopía. Es lo mínimo que exige la dignidad democrática de cualquier barrio: 

1. Infraestructura básica: asfaltado y mantenimiento regular de calles y caminos; red de alcantarillado moderna; conexión a servicios de agua potable con presión adecuada. 

 2. Consulta médica estacional: al menos una unidad básica de atención sanitaria entre junio y septiembre, con enfermería y medicina general, como ocurre en otras zonas turísticas de menor densidad en Cádiz (Consejería de Salud y Familias, Atención Primaria Estacional, junio 2024).

3. Refuerzo de seguridad y emergencias: dotar de presencia diaria de bomberos en el parque de Barbate y de patrullas de Policía Local en los núcleos turísticos, con turnos reforzados. 

4. Plan de limpieza intensiva: recogida de residuos diarios durante el verano, papeleras, puntos limpios móviles y vigilancia ambiental contra vertidos ilegales. 

No a los macroproyectos destructivos: ni en Trafalgar, ni en Següesal, ni en la Sierrezuela

En Barbate la especulación urbanística vuelve a enseñar los dientes. Y esta vez lo hace con tres cabezas: El macrocomplejo Trafalgar–San Ambrosio, el resort de golf en la marisma del Següesal y el nuevo intento en la Sierrezuela Playa. Todos vestidos con el mismo disfraz: “desarrollo turístico”, “sostenibilidad”, “dinamización económica”. Pero bajo esa capa de palabras bonitas se esconde el mismo modelo que ya fracasó en otras partes del litoral andaluz: cemento, sobreexplotación y destrucción irreversible. 

Caso 1: Trafalgar–San Ambrosio: construir donde no hay ni agua. El más agresivo y sonado es el Plan Especial de Ordenación del Entorno de Trafalgar–San Ambrosio, que pretende levantar más de 2.000 plazas hoteleras, 300 viviendas turísticas, un centro comercial y urbanizaciones asociadas entre la playa de Zahora, el núcleo de San Ambrosio y el entorno del faro. Todo ello en una zona que ni siquiera cuenta con red pública de agua potable ni saneamiento, en contacto directo con el Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate. 

Izquierda Unida Barbate ya lo calificó como “ecológicamente inviable, jurídicamente cuestionable y socialmente rechazado” (Comunicado oficial, 29 de junio de 2025)Pero no están solos: más de 500 alegaciones han sido presentadas por ciudadanos, ecologistas, arquitectos, vecinas, ganaderos, hosteleros… Un clamor plural bajo una idea común: no se puede seguir urbanizando la costa como si el territorio fuera infinito y el

Además, la plataforma Salvemos Trafalgar ha documentado cómo el proyecto vulnera hasta tres normativas clave: 

 1. Ley de Costas (Ley 22/1988), que impide urbanizaciones en zonas de servidumbre de protección. 

2. Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Natural, que limita las construcciones e infraestructuras en zonas adyacentes al espacio protegido.

3. Directiva Marco del Agua, que obliga a garantizar recursos hídricos suficientes sin comprometer ecosistemas.  

Y la pregunta es evidente: ¿qué modelo de desarrollo turístico propone Barbate si ni siquiera puede garantizar agua corriente y depuración a sus pedanías actuales? 

Caso 2: Golf en Següesal: una trampa ambiental con bandera verde.  

En paralelo, el histórico proyecto del Següesal Golf Resort vuelve a reactivarse con matices, pero la misma ambición desmesurada: urbanizar más de 200 hectáreas de marismas interiores junto al casco urbano, para construir campos de golf, hoteles y urbanizaciones de alto standing. En plena crisis climática y con la marisma cada vez más vulnerable a la salinización y al estrés hídrico, plantear un golf en esa zona es un disparate ecológico. 

Además, la zona del Següesal cumple funciones clave de laminación natural de aguas, biodiversidad acuática y absorción de CO, por lo que su urbanización supondría la pérdida definitiva de un ecosistema costero estratégico. Según el propio Mapa de Ecosistemas Singulares de Andalucía (2023), el Següesal está considerado hábitat de alto valor ecológico. 

Caso 3: Sierrezuela Playa: el viejo fantasma de siempre. 

Por si fuera poco, también ha vuelto a sonar el nombre de Sierrezuela Playa, una zona al norte del municipio que ya fue objeto de intentos de recalificación urbanística en el pasado. Aunque menos avanzado que los otros dos, este proyecto resucita un modelo de expansión urbana que colapsaría infraestructuras básicas, multiplicaría el consumo de agua y energía, y destruiría el mosaico agroforestal que conecta la ciudad con el parque natural. 

Cómo conclusión Barbate debe elegir entre el modelo del hormigón y el de la vida. 

Estos tres macroproyectos no solo amenazan al entorno, también niegan el verdadero modelo turístico que ha dado vida a esta zona en los últimos veinte años: pequeños alojamientos familiares, turismo de naturaleza, gastronomía local, arte, surf, cultura andaluza viva. Lo que quieren construir es un Barbate artificial, clonado, impersonal, elitista y dependiente de fondos externos.  

Y, como siempre, los beneficios caerán en pocas manos, mientras los impactos los sufriremos todos: agua más cara y escasa, desaparición del entorno, presión sobre servicios públicos ya colapsados, y un empleo precario ligado a una estacionalidad voraz.

El modelo especulativo no genera futuro, lo roba. Y si dejamos que este urbanismo depredador avance, el Barbate que conocemos (el del río, el del pescado fresco, el de los Caños, el de Zahora) desaparecerá para siempre.  

Por eso desde esta plataforma nos unimos y decimos alto y claro: no es progreso si destruye. No es desarrollo si nos deja sin agua. Y no es turismo si mata lo que hace a Barbate auténtico. Más de 500 alegaciones ciudadanas se han presentado contra el proyecto. La plataforma Salvemos Trafalgar exige su paralización inmediata, por vulnerar normativas de protección costera y del parque natural.  

6. Sequía y crisis hídrica: no al turismo sin agua. 

A estas alturas, seguir ignorando la sequía es un acto de negligencia política. Porque no hablamos de una “temporada seca”, ni de “una mala racha de lluvias”. Hablamos de una emergencia estructural que afecta de forma directa a la viabilidad misma de la vida (y del turismo) en nuestras costas. Y Barbate está en el epicentro del problema.  

Según datos de la Comisión de Sequía de la Junta de Andalucía (30 de enero de 2024), el sistema hídrico Guadalete-Barbate (del que depende este municipio) se encuentra en estado de alerta. Las reservas hídricas están al 15% de su capacidad, se han limitado los consumos a 225 litros por habitante y día y 19 municipios ya sufren restricciones activas. (Diario de Cádiz, Julio González, 30 de enero de 2024)

En septiembre de 2024, la propia Junta de Andalucía reconocía públicamente el riesgo: lanzó una línea de ayudas para que los alojamientos turísticos implementaran sistemas de ahorro y eficiencia hídrica ante la previsión de nuevos recortes (Cadena SER Ronda, Boletín informativo, 6 de septiembre de 2024).  

Esto no son hipótesis. Es presente. Es grave. Y es innegociable. 

Entonces, ¿cómo se explica que se sigan tramitando nuevos desarrollos turísticos sin agua? 

¿Cómo se puede, con esta realidad sobre la mesa, plantear proyectos como el Trafalgar–San Ambrosio en zona sin red pública de abastecimiento ni saneamiento? ¿Cómo puede defenderse el Següesal Golf con campos de césped intensivo? ¿Con qué cara se autoriza un nuevo hotel sin antes garantizar que no le quite agua a los vecinos de Caños o San Ambrosio, que siguen lavándose los dientes con garrafas?

Esto no es planificación. Es saqueo. Es hipotecar el futuro por una rentabilidad cortoplacista. 

La propuesta es clara y rotunda: ni un solo ladrillo turístico más sin garantías hídricas completas. 

Desde una lógica responsable y de mínima justicia ecológica, no puede permitirse ningún nuevo desarrollo turístico sin que se cumplan tres condiciones reales y verificables: 

1. Garantía previa de agua potable suficiente, con estudios técnicos independientes. 

2. Red de depuración moderna, funcional y adaptada a picos de población (no como las actuales, colapsadas en verano). 

3. Sistemas de circularidad del agua obligatorios: reciclaje, captación de lluvia, eficiencia tecnológica, control público del consumo. 

 

Y todo esto antes de conceder licencias, no después, cuando el daño ya esté hecho. Porque el turismo no puede ser excusa para desabastecer a la gente que vive aquí todo el año. Ni para seguir secando acuíferos ni matando marismas. Ni para perpetuar ese modelo cínico de desarrollo que promete empleo y deja facturas de por vida. 

Si no hay agua, no hay turismo.

Si no hay turismo sostenible, lo que queda es especulación.

Y si el Ayuntamiento de Barbate no pone freno a esto, será cómplice de un colapso anunciado. 

 

 7. Ciudadanía primero, urbanismo después. Hay que decirlo ya, sin rodeos: Barbate no necesita más urbanizaciones. Necesita justicia urbana

Porque ¿de qué sirve inaugurar planos con nuevos resorts o campos de golf si las aceras de Zahora están rotas, si en Caños de Meca se camina sobre polvo y barro, o si en San Ambrosio no hay alcantarillas, ni médico, ni contenedor de reciclaje a la vista? ¿Qué modelo de turismo es ese que empieza por el folleto de venta y se olvida de los barrios que existen? 

El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Barbate, el documento que debería guiar el desarrollo del municipio, lleva treinta años sin actualizarsefue aprobado en 1995. Desde entonces, la ciudad ha cambiado radicalmente, pero el urbanismo sigue arrastrando una lógica de improvisación, especulación y abandono. 

Lo denuncia la Plataforma Salvemos Trafalgar, lo repiten los colectivos vecinales de Zahora, de Caños y del centro urbano: la política municipal ha priorizado durante décadas la venta de suelo antes que la dignidad cotidiana de quienes viven aquí todo el año. (vecinosdezahora.blogspot.com, junio 2025)

La verdad es sencilla: nadie quiere vivir ni veranear en un sitio sucio, roto y mal cuidado. 

Y eso es exactamente lo que ocurre hoy en Barbate: 

 

1.Calles sin asfaltar donde se hacen charcos que duran semanas. 

 

2.Parques sin bancos ni sombra, con columpios oxidados. 

 

3.Contenedores desbordados en pleno julio, entre moscas, plásticos y olores.

 

4.Luz pública que no llega a muchas pedanías. 

 

5.Falta de limpieza regular, ni refuerzo en temporada alta. 

 

6.Fuentes secas, aceras llenas de grietas y maleza, plazas sin mantenimiento.

 

7. Cada vez hay menos aparcamientos para la ciudadanía, peor estado de sus bolsas, mas inseguridad y aceras pintadas de amarillo (algunas curiosamente cerca de la casa de algunos altos cargos) y pivotes improvisados y para todos los gustos. ¿Dónde aparca quién tiene que movilizarse para trabajar de Barbate a otra pedanía o viceversa? 

Y, aun así, el Ayuntamiento sigue tramitando recalificaciones para nuevas promociones turísticas, en lugar de asegurar lo básico.

La propuesta es clara y urgente: primero el cuidado, luego el crecimiento. 

No se debe permitir ni un metro cuadrado más de suelo urbanizable si antes no se garantiza:

 

1. La reparación integral del espacio público urbano y pedáneo: calles, plazas, parques. 

 

2. La ampliación del servicio de limpieza viaria y recogida de residuos, con refuerzo estival. 

 

3. Un plan urgente de asfaltado y arreglo de acerados. 

 

4. La restauración de zonas verdes y mobiliario urbano, con participación ciudadana. 

 

5. Una auditoría pública del mantenimiento municipal, con transparencia. 

 

Porque sin eso, hablar de turismo de calidad es una mentira más en el cartel de bienvenida.

La dignidad empieza por el suelo que pisas, no por el hotel que anuncias. Si Barbate quiere atraer visitantes, primero debe cuidar a sus vecinas y vecinos. Y hasta que eso no pase, cualquier nuevo desarrollo urbanístico no será progreso, sino cinismo.

 

(Fuente: vecinosdezahora.blogspot.com, junio 2025 | Plataforma Salvemos Trafalgar, informes vecinales, mayo-julio 2025)

 

8. Crecimiento vertical y responsable, no ocupación horizontal. 

Barbate no puede expandirse más. Literalmente. El Parque Natural de la Breña, las marismas del Barbate y el océano Atlántico dibujan un perímetro infranqueable, no solo físico, sino ecológico y ético. Cada metro cuadrado rústico que se urbaniza sin necesidad es una renuncia al futuro. 

Lo han advertido hasta la saciedad colectivos como Ecologistas en Acción y la plataforma Salvemos Trafalgar: el crecimiento desordenado hacia el exterior no solo es inviable, es destructivo. (La Janda Información, mayo 2025). 

Pero a pesar de ello, el Ayuntamiento sigue promoviendo modelos de expansión horizontal, con viviendas unifamiliares, promociones turísticas aisladas y núcleos dispersos. Eso implica más asfalto, más consumo de agua, más coches, más residuos, más kilómetros de servicios públicos que no se pueden mantener.

Y lo más importante: menos identidad, menos cohesión, menos vida urbana real.

¿Qué alternativa queda? La que ya funciona en cientos de lugares con respeto al entorno y a su gente: 

 

1. Rehabilitación prioritaria del casco urbano existente.

 

2. Crecimiento en altura moderada: 2 o 3 plantas con diseño integrado y materiales sostenibles.

 

3. Reutilización de solares vacíos y espacios infrautilizados. 

 

4. Viviendas accesibles para residentes y jóvenes, no solo alojamientos turísticos.

 

5. Modelos de consumo energético cero o positivo, con cubiertas verdes, placas solares y ventilación pasiva. 

 

6. Peatonalización, zonas verdes verticales, equipamientos de barrio. 

 

No se trata de llenar el cielo de Barbate de hormigón, sino de levantar una arquitectura humilde, viva y eficiente, que deje respirar el territorio en lugar de asfixiarlo.

 

“Construir ciudad” no es levantar promociones para turistas, es crear lugares habitables, sostenibles y con sentido comunitario. Es priorizar la vivienda para quien trabaja todo el año aquí, no para quien pasa quince días. Es diseñar desde la escala humana, no desde el Excel de una promotora. (Fuente: enbarbate.com, mayo 2025 | La Janda Información, mayo 2025)

 

Porque no se trata solo de turismo, se trata de dignidad. 

 

La conclusión que sacamos de todo esto (si habéis llegado hasta aquí) es simple, un Barbate que se mire al espejo.

 

Barbate no necesita más planos trazados desde Sevilla, ni promesas derramadas como cemento sobre lo que aún resiste en pie. Lo que necesita es pararse frente al espejo y reconocerse. 

 

Reconocer a sus barrios olvidados y a sus calles rotas. Reconocer la desidia que se ha instalado en sus pedanías como si fuera normal que Zahora no tenga médicos o que San Ambrosio no tenga agua potable. Reconocer que su río, sus marismas, su identidad, no son un decorado para el turista, sino parte viva del alma del pueblo. 

 

Y reconocer, sobre todo, que el turismo no es un maná, sino una herramienta. Que si no hay vivienda para quien trabaja aquí todo el año, si no hay servicios para los vecinos, si no hay una vida digna que sostenga lo cotidiano, entonces no hay modelo turístico que valga. Porque un pueblo que no cuida a su gente antes que, al visitante, está condenado a la ruina moral antes que a la económica.

 

Esto no va solo de decir “no” a un macroproyecto. Va de decir “sí” a otra forma de estar en el mundo. 

 

Con los pies en la tierra y el corazón en el mar. Con sentido común, con justicia y con dignidad. Se trata de que los jóvenes de Barbate no tengan que marcharse para poder vivir. De que las pedanías no existan solo en temporada alta. De que los parques no estén secos, de que las calles no huelan a abandono, de que el futuro no sea un catálogo de promociones inmobiliarias, sino una red de vidas posibles. 

 

Por eso apoyamos desde aquí públicamente y con convicción (desde la voz libre de quien no milita en siglas, pero sí en ideas) la propuesta de la Plataforma Salvemos Trafalgar. 

 

Porque no hablan de utopía, sino de sensatez. Porque no quieren parar el desarrollo, sino dirigirlo hacia lo justo, lo posible y lo sostenible.

 

Porque cuando todo arde, defender lo que aún florece no es romanticismo: es resistencia.

 

Faltan contenedores y nuevos puntos para recoger a su debido tiempo la cantidad de basura que se genera en Zahora cada día.

  La población de Zahora en verano puede llegar a multiplicarse por 15 o por 20 y no hay infraestructuras ni servicios públicos suficientes ...