La casa por el tejado
Las diferencias son notables: las casetas, el
restaurante Bartolo y Casa Muriel estaban ahí desde antes de la promulgación de
la Ley de Costas en 1988
San Fernando Información. Autor: John Sullivan: 11/01/2023, 18:00
¿Se imaginan ustedes construir una casa empezando por
arriba? Sin cimientos, sin muros, sin tuberías ni conducciones eléctricas...
Sólo vigas, hormigón y, si nos ponemos exquisitos, una estructura a dos aguas
con tejas. Sería absurdo, ¿verdad? No tenemos cómo asentar la casa, no tenemos
nada que cubrir con ese tejado y, en caso de construirlo, no podríamos
levantarlo para colocarlo en su lugar. Pues, aunque parezca imposible y carente
de sentido, está ocurriendo en El Palmar.
¿No es
verdad que, además, tendría poco sentido construir una casa de lujo para los
visitantes mientras los habitantes de la casa carecen de suministros básicos?
No me refiero a conexiones WiFi ni calefacción siquiera, sino a luz eléctrica o
agua potable. ¿Se imaginan qué idiotez sería edificar un complejo turístico con
todas las comodidades mientras los vecinos residentes cuentan con agua de pozo,
en ocasiones salobre, y agua embotellada? ¿Sin farolas en las calles y sin
suficientes contenedores ni papeleras? Pues eso, fíjense ustedes, está
ocurriendo en El Palmar.
El pasado
sábado, 7 de enero, distintos colectivos de la pedanía vejeriega se
manifestaron contra este sinsentido. Además, se estaría incurriendo en
distintas irregularidades según los manifestantes. Al parecer, el proyecto
de beach club de Valhalla 2019 SL se intenta instalar en suelo
no urbanizable y con servidumbre de protección del Dominio Público Marítimo
Terrestre. Es decir, un terreno en el que sólo se podrían llevar a cabo
proyectos de interés social y utilidad pública. Un resort de lujo no parece
encajar en ese concepto, llámenme loco por verlo así. Según los convocantes de
la manifestación, estas actuaciones no preservan el Corredor Litoral (lo que
resultaría en un incumplimiento del POT de La Janda) y, además, tampoco se
cumple el propio PGOU del Ayuntamiento de Vejer y se vulnera la Ley de Costas
(precisamente por instalarse en la citada servidumbre de protección del DPMT). Hablando en plata, se están pasando la
normativa vigente por el forro y nadie se cree a estas alturas que el
consistorio vejeriego no sepa nada. Sabiéndolo, no hace nada. Y la inacción aún
sabiendo que esto pasa, en mi opinión, no deja de ser amparo y complicidad.
Al hilo de
aquella columna que escribí el año pasado sobre el Cementerio de los Ingleses y
las casetas de La Casería (en San Fernando), sé que habrá algún ocotito (lo que
ahora llamamos hater) que intente ver aquí una incoherencia. Sin
embargo, las diferencias son notables: las
casetas, el restaurante Bartolo y Casa Muriel (antiguo La Corchuela) estaban
ahí desde antes de la promulgación de la Ley de Costas en 1988. Por lo tanto,
siempre han estado ahí con todas las de la ley, nunca mejor dicho. El
principio de no retroactividad, que rige nuestro ordenamiento jurídico, ampara
su presencia y hace que el derribo de las casetas haya sido ilegal a todas
luces. Sin embargo, aquí se está hablando del posible desarrollo de un
macroproyecto urbanístico que podría vulnerar distintas normativas vigentes. Y
el Ayuntamiento de Vejer de la Frontera sale mal parado en cualquiera de los
escenarios posibles. Si desconocen los hechos o la normativa, su presumible
amparo a este proyecto demuestra una incapacidad manifiesta para la gestión
municipal. Si conocen todos estos fundamentos y no hacen nada, podríamos estar
hablando de algo mucho más grave para el equipo de gobierno. Si, además, como parece ser público y
notorio, están priorizando este macroproyecto sobre las necesidades de sus
habitantes, Flor Lara y los suyos están descuidando sus responsabilidades para
con quienes viven allí y pagan religiosamente sus impuestos; impuestos con que
los vecinos sufragan los costes de los servicios públicos que no reciben aparte
de esos fondos europeos para el agua potable que también serían sujeto y objeto
de muchas preguntas. Política y moralmente, la corporación municipal de
Vejer está quedando como Cagancho en Almagro. Y podemos añadir a la torpeza que
mayo no está tan lejos como parece.
A estas alturas, dudo que El Palmar necesite acoger
más turismo ni un complejo como el que se pretende instalar en la Dehesa. No es sólo
que no sea urgente (aunque la licencia para esta actuación se haya tramitado
por procedimiento de urgencia, es que no hace ni puñetera falta. Este lugar ha
sido siempre idílico por su virginidad natural, por ser lo máximo contando con
lo mínimo. Los famosos venían a veranear, precisamente, por su tranquilidad aún
estando lleno hasta los topes.
Proyectos
como este, junto con la masificación que vive desde hace años, están matando el
encanto del lugar. Es más, están matando El Palmar.
Lo que sí necesita es que sus vecinos puedan disponer
de agua potable, de alumbrado público, de vías y carriles dignos, de
contenedores y papeleras, de un programa de gestión de residuos a la altura.
Todo lo demás es hacer la casa por el tejado. Y, matando
El Palmar, es además demoler la casa.
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