Martes 8 de mayo de 2012.
Niñ@s african@s. Foto de Internet. |
No cabe duda de que este sistema “democrático” que las personas que vivimos en el mundo occidental "nos hemos dado" es un sistema de mercado capitalista generador de injusticias que nos toma por esclavos.
No somos más que una inmensa masa de personas
individuales que conforman la base que soporta su poderosa “pirámide”; somos
los que sostenemos y sustentamos el propio sistema, realizando las labores que
se nos asignan y cumpliendo de manera sumisa e irracional los mandatos de las entidades
y organismos que ocupan los escalones superiores.
Lo más lamentable es que, siendo conscientes de
este hecho irrefutable, nos domina un miedo ya casi “congénito” que nos tiene atenazaos y
no nos permite ver más allá de nuestro propio ombligo, siquiera plantearnos que
las personas somos algo más que simples
números clasificados según qué parámetro, según interesa a los vaivenes del
mercado. Estamos permanentemente controlados
por el sistema, impidiendo que seamos lo que realmente somos; personas individuales,
independientes y libres, cada una con nuestras diferentes propias capacidades y
que podríamos hacer bastante más de lo que ahora hacemos por nosotros mismos,
por la humanidad y por el mundo de los que formamos parte, y, sin embargo, nos
conformarnos con un absurdo y banal “mini” estatus de privilegio dosificao que
los que gobiernan nos tienen absignao a cada uno de por vida.
Es absolutamente asombroso que sea sólo a esto a lo
que aspiremos en nuestra vida, permaneciendo quietos y callados, y que no
hagamos nada más por los demás seres humanos que sin duda están mucho más
necesitados y sufren más que nosotros o por nosotros mismos, aparte de trabajar
y cumplir fielmente con nuestras obligaciones y estar distraídos tumbados en el
sofá o sentados frente a la televisión o al ordenador para, de vez en cuando,
experimentar algunos sentimientos de tristeza, de indignación, incluso de
rabia, por todo ese sufrimiento que vemos que existe, que se infringe a los más
débiles cada día y en todas partes del Planeta y a nuestro alrededor, a causa
de la locura de la ambición y del poder de los que están por encima de nosotros
y en la cúspide de la pirámide y rigen este sistema controlando sólo para su
beneficio los recursos humanos y naturales, contando también que con nuestro
silencio (ante tanta injusticia) nos pone de su parte (del opresor).
Es incomprensible la pasividad que nos domina ante
unos hechos tan graves, ante situaciones verdaderamente escandalosas e
inverosímiles, ante los tremendos agravios que se producen cada día en el
mundo, sin querer ver que ese inmenso daño irreparable que se está ocasionando
a los más pobres y a la Naturaleza que a la postre nos afecta a todos sólo se
produce con el único fin de mantener un lucro incesante de unos pocos.
Naturalmente sabemos que el dinero del que se
lucran y los mantienen en el poder viene de los expolios que sus mega empresas
han perpetrado en numerosos países a lo largo y ancho de todo el mundo y
también sale de los impuestos de todos, de modo que nuestro silencio y nuestro
dinero sirven para mantener los privilegios de esa casta “superior” que domina el mundo
enfrentándonos a unos con otros para que nos matemos unos a otros en guerras
absurdas sin sentido.
Sí, con nuestro dinero hasta se fabrican y pagan
bombas que mutilan a niños.
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