Plan EDIL y el cuento de la
mano negra
Nos hacemos eco de este esclarecedor ártículo de Mariloli Ortiz en el
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| Imagen de Barbate (Viva Barbate) |
Barbate merece más que excusas. Merece resultados. Y esos resultados no llegarán mientras se siga culpando a otros por lo que no se hace bien aquí. La “mano negra” no existe. Lo que sí existe es la necesidad urgente de profesionalizar la gestión, planificar con visión y dejar de gobernar a golpe de rueda de prensa
Cada
vez que Barbate queda fuera de una convocatoria millonaria, como el reciente
Plan EDIL, se repite el mismo guion: el Ayuntamiento señala al Gobierno
central, habla de una “mano negra” que bloquea el progreso del municipio y se
presenta como víctima de una injusticia estructural. Pero ese cuento, por más
que se repita, ya no convence. Y lo que es peor: no soluciona nada.
Porque
lo que ha quedado claro es que Barbate no ha sido excluido por razones
políticas, sino por falta de solvencia técnica. No se alcanzó la puntuación
necesaria. No se cumplieron los criterios. Y eso no es culpa de Madrid, ni de
la ministra, ni de ninguna sigla. Es responsabilidad directa de quienes
gobiernan aquí.
Barbate merece más que excusas. Merece resultados. Y
esos resultados no llegarán mientras se siga culpando a otros por lo que no se
hace bien aquí. La “mano negra” no existe. Lo que sí existe es la necesidad
urgente de profesionalizar la gestión, planificar con visión y dejar de
gobernar a golpe de rueda de prensa.
La
exclusión de Barbate del Plan EDIL ha dejado al municipio sin una inversión
millonaria que podría haber transformado nuestra infraestructura y nuestros
servicios. Pero más allá del resultado, lo que me sigue preocupando es la falta
de transparencia con la que el Ayuntamiento ha gestionado todo el proceso.
Según sus declaraciones, el proyecto fue elaborado por
una empresa externa. ¿Cuál? No se ha dicho. ¿Cuánto costó? Tampoco. ¿Qué
criterios técnicos se siguieron? Silencio. Y lo más grave: no se ha exigido
ninguna explicación a esa empresa por el fracaso del plan, como si el dinero
público invertido no mereciera explicaciones.
Cuando
una empresa privada gestiona un proyecto y no cumple los objetivos, se revisa,
se audita y se exigen explicaciones. En una administración pública debería
ocurrir lo mismo. Porque un Ayuntamiento, aunque sea una institución política,
también funciona como una empresa: gestiona recursos, contrata servicios y,
sobre todo, debe garantizar resultados. Pero el único resultado que parece que
están consiguiendo es cobrar todos los meses cientos de miles de euros de los
barbateñ@s.
Si el equipo de gobierno sabía (o debía saber) que el
proyecto no alcanzaba los criterios técnicos exigidos, ¿por qué se presentó?
¿Por qué no se corrigió? ¿Por qué no se avisó a la ciudadanía de que las
posibilidades eran mínimas?
No
es normal que se contrate a una empresa para elaborar un plan estratégico y,
tras el fracaso, no se publique ni el nombre, ni el coste, ni el informe
técnico. No es normal que se repita el discurso de la injusticia, de las
siglas, de la mano negra desde Madrid, sin asumir ninguna responsabilidad
interna. Y no es normal que se gestione dinero público sin transparencia.
Barbate no puede seguir funcionando a base de ruedas
de prensa y silencios administrativos, porque mientras se llenan las redes
sociales con publicaciones institucionales y comentarios de los mismos
compañeros y compañeras de filas, se entra en un bucle de propaganda que no
responde a lo esencial: ¿por qué Barbate no consigue lo que otros sí?
La
ciudadanía merece saber qué se hizo, cómo se hizo, cuánto costó y por qué no
funcionó. Dejen de mentir al ciudadano y, por una vez, sean leales a su pueblo,
que ya nos va tocando

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